¿Hasta Cuándo?

Tradicionalmente las agencias rurales de nuestra entidad fueron destinos a los que accedían empleados jóvenes, sin cargas familiares, dispuestos a alejarse de su domicilio y asumir la responsabilidad que conlleva este tipo de oficinas. Sacrificios que les daban la oportunidad de adquirir experiencia y formación para más adelante poder acceder a puestos de mayor categoría.

La situación actual es sensiblemente diferente, aún tenemos algunos compañeros y compañeras con ese perfil, pero la mayoría de nuestros agentes ya tienen cargas familiares y el carnet de identidad empieza a decir que ya no son tan jóvenes. Sin embargo, para nuestra Dirección nada ha cambiado, ignora la situación personal de estos empleados y vive en una realidad paralela.  En su imaginario se olvida que es un solo empleado el que atiende la oficina, ignora todas la cargas administrativas que en ésta se generan, también ignora o le da igual si los clientes de estas oficinas acuden cuando lo necesitan y no cuando se les llama siguiendo las indicaciones de la sistemática comercial. 

Las trampas al solitario que nos hacemos con las campañas de autoservicio merecen mención aparte, muchos de nuestros clientes siguen acudiendo a estas oficinas a realizar operaciones. Esto obliga a nuestros compañeros a manejarse con una habilidad digna de los mejores toreros, para mandar al cliente a su casa o al cajero a hacerse el mismo la operación que nos pide sin que se cabree.  Porque sí se cabrea.

El estar batallando continuamente con la clientela para que hagan lo que nosotros queremos que hagan y no lo que necesitan hacer ellos, supone un desgaste tremendo para quien tiene que lidiar con esta situación. Es una pérdida de tiempo y energía que al final de la jornada pasa factura.  Porque no nos engañemos, llegan las tres de la tarde y quedan muchas cosas por hacer o terminar, porque no te dejan tiempo los clientes o porque hubo que enviar unos correos a alguien de arriba que te pide algo urgentemente o porque durante la mañana no te ha dado tiempo a mandar un expediente a riesgos… o porque… 

El aforismo “a las tres en la calle estés” no se cumple casi nunca.  Eso sí, te sugieren que fiches la salida a las 15 horas en el control horario, aunque luego te quedes hasta terminar.

Y ahora más madera.  A algún responsable se le ha ocurrido la brillante idea de modificar los ratios, de X millones de euros gestionados por empleado, para que los SUPER-COMPAÑEROS Y SUPER-COMPAÑERAS que tenemos en las agencias rurales multipliquen sus SUPERPODERES, además de hacerse cargo de las oficinas que hasta ahora llevaban, se les adjudican alguna más. La PAC de 2022 va a ser para enmarcar y parece que dé igual.

Se cierran oficinas, se reducen horarios de apertura en otras y hay menos agentes rurales para más oficinas, más kilómetros y más carga de trabajo, lo que supone más responsabilidad todo ello por el articulo 33 y sin contar con nadie, incluida la representación legal de los trabajadores.

Esperemos que en algún pueblo no tengamos que mandar a la guardia civil a rescatar a algún compañero que quieran tirar al pilón en protesta por las decisiones que toman los responsables de las mismas.

La falta de consideración y el ninguneo que nuestra Dirección muestra hacia la figura de los AGENTES RURALES cada vez es más evidente.  Eso sí, a la hora de pedir resultados se les exige igual que a los directores del resto de oficinas, pero solo a la hora de exigir.  Para lo demás no.

¿A DÓNDE VAMOS?