La pandemia ha acelerado la transformación de las relaciones laborales y hay que diseñar una estrategia que permita afrontar los retos
La Coordinadora de la UTC-UGT y Vicepresidenta de EUROCADRES, Paula Ruiz, ha intervenido en la mesa virtual: Nueva normativa sobre teletrabajo, dentro de la jornada virtual: ¿Cuál es el futuro del teletrabajo?, correspondiente al Pacto Local por el Empleo en Alcobendas, organizada por el Ayuntamiento de Alcobendas y UGT-Madrid Unión Comarcal Norte.
Paula Ruiz ha señalado que “resulta incuestionable que nuestro sistema de relaciones laborales requería de una ley del trabajo a distancia y del teletrabajo que llenase el vacío de una regulación insuficiente, y ordenara esta forma de organización del trabajo, proporcionando a esta forma de prestación de servicios la dignidad y la seguridad jurídica que necesitaba, especialmente ante un mundo en continuo cambio y evolución”.
“Resultado de un duro proceso de dialogo social” ha explicado, “hoy por fin tenemos una regulación extensa, transversal y equilibrada que, por un lado, rompe con la idea que el trabajo a distancia es una fórmula de conciliación en sí misma y, por otro, aporta seguridad jurídica y mayor protección a los derechos y las condiciones laborales de las personas trabajadoras a distancia”.
La Coordinadora de la UTC-UGT ha recordado que “según datos de la encuesta de población activa (EPA), antes del estado de alarma, en España, en 2019, las personas teletrabajadoras apenas alcanzaban el 4,8%, y únicamente el 13% de las empresas apostaban por esta forma organizativa de trabajo. España estaba muy atrasada respecto de la UE, así como de otros países de la OCDE, en lo que a materia de implantación del teletrabajo y del trabajo a distancia se refería, entre otras cosas porque el modelo productivo conlleva actividades que requieren la presencia física del trabajador en su empresa y menos del 4% de los convenios colectivos firmados en 2019 recogían esta modalidad”.
“Sin embargo, la pandemia obligó a la adopción de medidas urgentes extraordinarias como la de priorizar, en los casos en los que se pudiera, el teletrabajo, y el efecto inmediato de la Covid-19 sobre las condiciones laborales no se ha hecho esperar, acelerando la adaptación, implantación e imposición desregulada, en la mayoría de los casos, del teletrabajo”.
Cambio en la cultura laboral
“Si antes de la Covid-19, hablábamos de que las condiciones laborales estaban marcadas por la alta tecnificación y digitalización, así como por la creación de nuevos sectores estratégicos y nuevos yacimientos de empleo, ahora hablamos de que las consecuencias no se van a dejar ver no solo en la creación de nuevos perfiles profesionales, sino en la manera en la que éstos van a tener que organizarse para desempeñar su labor y es que la era de la covid-19 no solo hablamos del mundo del trabajo del presente y del futuro, sino de un cambio en la cultura laboral” ha añadido.
Paula Ruiz ha destacado que el sindicalismo está afrontando la transformación de las relaciones laborales provocadas por la COVID19 y el teletrabajo y es necesario diseñar una estrategia que permita, no sólo hacer frente a los problemas clásicos, como son la precariedad o la desigualdad, incluida la de género, problemas no resueltos aún, sino también a las cuantiosas pérdidas de puestos de trabajo que ya se están produciendo y a la nueva forma de organizar el mismo. Ahora sí que nos encontramos no ante un cambio de época, sino ante una época de cambios donde precisamente el cambio y la velocidad a la que se produce son las únicas constantes”.
Retos del trabajo a distancia
La Coordinadora de la UTC-UGT, Paula Ruiz, ha resaltado que “los datos del INE de mayo de 2020 reflejan que las personas teletrabajadoras pueden aumentar su productividad entre un 5-25% pero advierte de la doble carga de las mujeres que teletrabajen, puede suponer una presión extraordinaria para que cumplan con objetivos laborales”.
“El teletrabajo plantea varios retos” ha afirmado, “como el del derecho a la desconexión, el relativo a la conciliación – el teletrabajo no es conciliación y no es solo para personas que tengan familia-, los riesgos laborales en el domicilio o la proporción de los medios adecuados para trabajar a distancia. Pero también es necesario evitar la desvinculación de la persona teletrabajadora de la empresa y respetar sus derechos de representación colectivos”.
“Debemos trabajar de manera conjunta para fomentar el empleo de calidad, la protección a las personas trabajadoras, la igualdad de género y solventar la falta de tecnología porque lo que está claro es que este teletrabajo no puede quedarse y el objetivo debe ser la apuesta por el buen teletrabajo” ha finalizado.