FUERAS MÁSCARAS

Por fin, Ibercaja, ha mostrado su verdadera cara.

Llevamos unos días llenos de tensión en las oficinas, a nuestra situación de incertidumbre habitual, a la que casi ya nos hemos acostumbrado, se une ahora la zozobra general causada por el Coronavirus y sus consecuencias.

Obviamos los efectos económicos generales y que están suponiendo mucho nerviosismo entre nuestros clientes.

Pero tras las medidas tomadas en la tarde del 9 de marzo por el gobierno de la Comunidad de Madrid cerrando centros escolares hasta el 26 de este mes, La Rioja y País Vasco, junto a la posibilidad de que esta medida se extienda al resto de territorios, nos encontramos con que Ibercaja nos ratifica lo que algunos hace tiempo sospechábamos: si, en general, los empleados les importamos poco, más bien nada.

NI UNA COMUNICACIÓN que pudiese transmitir tranquilidad a la plantilla, ni un intento de facilitar o, al menos, MOSTRAR INTERÉS por la situación que se presenta en nuestras familias.

Desde UGT, nos queremos hacer eco del sentir que nos transmite gran parte de la plantilla, y que fundamentalmente muestra decepción ante la actitud, o mejor dicho ante la falta de actitud de nuestra empresa. Miles de personas ignoradas por la Dirección.

Nuestra entidad debe considerar que tanto el Estatuto de los Trabajadores como nuestro Convenio Colectivo amparan el permiso retribuido por “cumplimiento de deber inexcusable” dado que no hacerlo puede suponer un delito penal por “abandono de menores” ante el cierre de colegios y guarderías.

“Empresa Familiarmente Responsable” y “Liderazgo Inspirador” son títulos que le quedan muy grandes a nuestra empresa, por no hablar de la IRONÍA que supone recibir los recientes correos de la Dirección del Área de Personas, ¡ay Personas!, que recurren a frases como la utilizada en la Semana en FEMENINO: “Avanzamos impulsando iniciativas que busquen la armonía y el bienestar en la vida de las personas”.

PALABRAS VACÍAS, CORAZONES NEGROS