La movilidad, una amenaza generalizada

A pesar de que son pocos los datos que llegan al común de los mortales sobre el impacto del ERE, sí son suficientes para que cada cual saque sus propias conclusiones.
Leer que se va a prescindir del 15 % de la plantilla y un 20 % de las oficinas da para sacar una cuenta muy sencilla: el excedente de cada territorio y en qué medida ese excedente puede ser cubierto por salidas “voluntarias” por edad, tomando como límite el año 64.
Quienes se hayan parado a hacer esas sumas y restas en su entorno verán una particularidad de este ERE: en casi todos los territorios no cuadran, hay un excedente de personal (las “prejubilaciones” no llegan) que habrá que saber cómo se va a solucionar. Madrid, Burgos, Arco Mediterráneo, Guadalajara y Andalucía son un claro ejemplo.
El periodo de negociación está para solucionar estos desajustes y las vías no son muchas. Tradicionalmente la forma traumática de hacer esos ajustes era la vía de la movilidad geográfica, que bien conocen en Burgos y Badajoz. Entre gente que acepta moverse unos cientos de kilómetros o, en el peor de los casos, tomar una indemnización y dejar la entidad las cifras de los EREs anteriores han ido cuadrando a martillazos con este instrumento.
La peculiaridad de este ERE, como estamos alertando desde el pasado mes de febrero, es que hay un excedente generalizado de personal en territorios donde hasta ahora eso no se había dado y la movilidad geográfica puede ser un tentador instrumento a utilizar para forzar salidas, además de más baratas, amenazadoras para ciertos perfiles de profesionales conflictivos o poco valorados.
Avisados estamos todos y por eso la causalización de la movilidad, su gestión y limitación geográfica, reguladas en el acuerdo, es una línea roja que UGT tiene marcada en su estrategia negociadora y por suerte, por ahora, compartida por el resto de sindicatos. Una buena noticia para la plantilla, que falta hace.