El sexto atributo… escuece un pelín

Si una situación de emergencia como la que estamos viviendo tiene algo positivo, es que descubre el verdadero fondo de cada persona, quienes somos de verdad.

En nuestra Empresa, se constituyó un Comité de Continuidad que enseguida estableció la necesidad de organizar “turnos” sólo para la plantilla de las oficinas. No nos engañemos, turnos no destinados a incrementar la seguridad y salud de los trabajadores, sino a garantizar la continuidad del negocio ante un caso de contagio. Simultáneamente a la adopción de esta medida, los responsables de diversas Territoriales se marcharon a sus casas… y allí siguen desde entonces, confinados, suponemos que “tele trabajando”.

Claro está, las oficinas más pequeñas…, pues eso, San Jorobarse cayó en lunes, y aun teniendo oficinas de cabecera o muy cercanas, nadie consideró la posibilidad de agrupar plantillas en la oficina mayor, para poder ofrecer relevo e incrementar la precaria seguridad. Así que muchos compañeros y compañeras no sólo no han tenido el citado relevo, sino que ahora han de lidiar con el torrente de expedientes ICO, moratoria… teniendo que realizar un montón de horas fuera de horario. Por supuesto, de acuerdo con los valores de esta Entidad, registrando sólo 7 horas trabajadas.

Transcurridas varias semanas, el citado aluvión de expedientes ICO, moratoria, gestión de mora, etc. unido a la ausencia de personal responsable en esas territoriales (“teletrabajando” en sus casas, suponemos) y al pésimo funcionamiento informático, ha provocado que, por su cuenta y riesgo, en varios territorios se haya liquidado el sistema de turnos de las oficinas, trasvasando personal de retén a las Territoriales para cubrir no sólo la oleada de trabajo, sino también las ausencias. Esto, unido al refuerzo de Ibercaja Connect ha terminado de finiquitar el sistema de turnos. Y el Comité de Continuidad, al parecer, ni se ha enterado sumido en la complacencia de lo bien que va todo, y mientras, se sigue diciendo a la representación sindical que “las órdenes siguen siendo las mismas que al principio” y que vayamos pensando cómo volver progresivamente a la normalidad…

Y así tenemos ahora las oficinas infradotadas de personal y desbordadas de trabajo, y a los compañeros trasvasados a esas territoriales trabajando de media 10 horas con cientos de expedientes ICO; eso sí con la orden bajo amenaza de registrar sólo 7 horas de trabajo. Por si no fuera suficiente, llegado el fin de semana, con decenas y decenas de expedientes en el buzón, desde la comodidad y seguridad de su hogar, el responsable de turno les ordena dejar limpio el buzón para el lunes, por lo que ni siquiera el fin de semana pueden disfrutar de sus familias y descansar.

Pero no acaba ahí el disparate: estos “héroes”, y nos referimos claro está a los directivos de las Territoriales que sufren la crisis desde sus casas, no encuentran impedimento, ni excepcionalidad para no exigir los recalcitrantes reporting, con decenas de desgloses a reportar: correos vistos, no vistos, Ok, carteras,… Ese trabajo de información inútil, exasperante e improductivo que obtienen sin esfuerzo alguno y cuya única razón de ser es que su jefatura parezca necesaria.

Los compañeros están desmoralizados, cabreados, absolutamente desbordados y sin compensación alguna por la ingente cantidad de horas que están realizando. Entre tanto, los jefes de Zona y Territoriales están en sus casas desde el inicio de la crisis, sin otra ocupación que exigir y amenazar…

Esto supera en mucho lo admisible. Y ya vale. Ni siquiera una pandemia que ha causado más de 20.000 muertos en este país consigue extraer el más mínimo rasgo de humanidad en muchos jefes de esta Entidad. ¡Es hora de exigir responsabilidades a sujetos que violan la ley, estafan con las horas extraordinarias y amenazan a los trabajadores! La vulneración de la normativa interna motiva la apertura de expediente disciplinario a un trabajador, en tanto que estos sujetos, por el contrario, son promocionados. ¿Son éstos los valores y la cultura de iberCaja?

Nos preguntamos qué esotéricas “aptitudes” vieron en ellos cuando los nombraron. O no, porque en el fondo todos lo sabemos: carencia absoluta de escrúpulos y estar en sintonía con esos “valores” y “cultura” alienante que promueve la Alta Dirección. Ya no es posible conformarse con denunciar a los explotadores. Hay que exigir también responsabilidades a quienes los designan, encubren, promueven y miran a otra parte cuando denunciamos sus actos.

La pandemia ha evidenciado de qué pasta están hechos los trabajadores y trabajadoras de iberCaja y qué cualidades busca la Dirección cuando nombra a un responsable. Desde las alturas y en la distancia, rodeados de una cohorte de adláteres cuya misión y razón de sus nombramientos es la sintonía incondicional con sus mentores para no perturbarles la paz, ni su conciencia.

No queremos dejar de contar que también hemos hallado jefes de Zona con un comportamiento ejemplar: desgraciadamente constituyen la excepción. Jefes que están en permanente contacto con sus empleados, interesándose incluso por la salud de sus familias, que limitan a lo urgente e imprescindible la actividad de su Zona y que, dada la gravedad de la situación, no exigen reportings, ni cumplimiento de objetivos. No queremos dar pistas porque tememos que, dada la cultura laboral de esta Empresa, sean cesados fulminantemente. Por cierto, proponemos que la próxima designación de la Dirección de Recursos Humanos, sea Área de Yupilandia, porque lo de Área de Personas, visto lo visto, resulta ofensivo.